En el conversatorio “Privatización, segregación y accountability”, Antoni Verger exploró cómo las políticas de rendición de cuentas impactan de forma distinta en Chile, Noruega y Cataluña. A través de un enfoque comparativo, destacó que la presión por el desempeño genera efectos complejos según el contexto, invitando a repensar las reformas hacia sistemas más justos y sostenibles.

En el marco de un análisis global sobre las reformas educativas contemporáneas, el conversatorio “Privatización, segregación y accountability: Una mirada global para pensar lo local” reunió a académicos, investigadores y estudiantes en torno a las reflexiones de Antoni Verger, profesor de la Universitat Autònoma de Barcelona y Keynote de CIIE 2024.

El enfoque comparativo: Chile, Noruega y España

Verger presentó un análisis comparativo que permitió identificar cómo distintos contextos responden a la implementación de políticas de accountability y estándares de desempeño:

Según Verger, Chile ha transitado por un proceso de reformas educativas de múltiples capas, pasando desde un modelo de regulación de mercado hacia un enfoque de control de calidad. Las evaluaciones estandarizadas, como el SIMCE, juegan un rol crucial no solo en la medición del aprendizaje, sino también en la definición de las dinámicas internas de las escuelas. Sin embargo, la presión que estas pruebas generan sobre el profesorado y las comunidades educativas ha provocado tensiones significativas. El académico destacó cómo la preparación para estas evaluaciones se convierte en una práctica rutinaria en las escuelas, lo que lleva a dinámicas de "enseñanza para la prueba”.

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En contraste, Noruega ha adoptado un enfoque de rendición de cuentas menos prescriptivo, donde las pruebas nacionales son utilizadas principalmente para fines formativos. Tras lo que Verger denominó un “shock PISA” en 2001, el país ajustó su sistema educativo para mejorar la calidad, pero devolviendo gradualmente el control a los docentes y promoviendo una cultura de autonomía profesional. Este modelo destaca por su capacidad de atenuar la presión a través de la colaboración interna en las escuelas y el uso reflexivo de los resultados, lo que contrasta con las dinámicas más competitivas observadas en Chile.

Verger explicó que, en Cataluña, las reformas han seguido una trayectoria pendular entre la modernización del sistema y la resistencia docente. Si bien se han introducido políticas de evaluación para fomentar la transparencia y la gestión basada en resultados, estas medidas han enfrentado dificultades por la falta de recursos y capacidades administrativas. En muchos casos, la aplicación de estas políticas se ha desvinculado de la práctica real en las escuelas, generando una percepción de que se trata más de un ejercicio burocrático que de una herramienta útil para la mejora educativa.

Resultados del estudio: Diversas respuestas a la presión del SIMCE y la accountability

El estudio de Verger en Chile aplicó un enfoque de métodos mixtos que incluyó encuestas a directores y docentes, entrevistas en profundidad y observación directa en centros educativos. Este trabajo permitió identificar cuatro categorías de respuesta escolar ante las políticas de accountability basadas en el desempeño, según la presión percibida y la alineación con los objetivos performativos.

  1. Alta presión y baja alineación: Fabricación de resultados

En esta categoría se encuentran principalmente escuelas públicas que operan en contextos vulnerables, donde la presión por mejorar los resultados del SIMCE es elevada. Sin embargo, estas instituciones no logran apropiarse completamente de las políticas de accountability.

  1. Alta presión y alineación: Alineación inducida

Esta categoría incluye principalmente escuelas privadas con estudiantes de clase media, que sienten una alta presión para lograr resultados, especialmente por parte de los sostenedores. Estas escuelas no solo alinean sus estrategias pedagógicas con las demandas del SIMCE, sino que las integran en su proyecto educativo.

  1. Baja presión y resistencia: Dilución y exclusión voluntaria

Estas escuelas, con un bajo nivel de presión performativa, no alinean sus prácticas con los objetivos del SIMCE. Su proyecto educativo se centra en el desarrollo socioemocional y la convivencia escolar, más que en el rendimiento académico.

  1. Baja presión y alineación: Adaptación fácil a la rendición de cuentas

En esta categoría predominan las escuelas privadas con estudiantes de alto nivel socioeconómico, para quienes las normas de rendición de cuentas refuerzan su enfoque educativo. Estas escuelas adoptan las políticas de evaluación con facilidad, ya que no perciben estas normativas como una carga.

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El estudio presentado por Verger describió que las escuelas chilenas no responden de manera homogénea a las políticas de rendición de cuentas basadas en el desempeño. Las variables contextuales y subjetivas, como la presión percibida y la autonomía escolar, juegan un papel fundamental en la forma en que los centros educativos interpretan e implementan estas políticas.

Verger destacó que los sistemas de accountability generan efectos no deseados en contextos vulnerables, donde los docentes se sienten desprotegidos y las escuelas enfrentan una sensación de abandono institucional. En contraste, en contextos más favorables, estas políticas pueden ser una herramienta útil para reforzar la planificación pedagógica y mejorar los resultados.

Finalmente, el académico subrayó que las reformas educativas deben considerar no solo qué políticas se implementan, sino también cómo y en qué escala se llevan a cabo, para evitar efectos adversos y promover una educación más equitativa.