El documento contiene una serie recomendaciones para enfrentar crisis sanitaria en el sistema educacional y releva el bienestar emocional de las comunidades educativas. El documento fue entregado el viernes 24 de abril al Ministerio de Educación a través de la Mesa Social Covid -19.

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[05 -05-2020] El Ministerio de Educación, Mineduc, decidió suspender las clases presenciales en todo el sistema educacional hace ya casi dos meses con el objetivo de mitigar los contagios de la pandemia mundial que vivimos a propósito del Covid-19. La medida provocó que 3,6 millones de estudiantes dejarán de asistir a los establecimientos educacionales a lo largo del país.

Un escenario que complica al sistema educativo completo y que presiona, a su vez, a las comunidades educativas: profesores, directivos, estudiantes, apoderados y familias. Para apoyar esta etapa y las que vienen, al retornar a los colegios, académicos, académicas e investigadores de la Facultad de Educación de la Universidad Católica y del Instituto de Estudios Avanzados en Educación de la Universidad de Chile realizaron un informe, entregado el 24 de abril al Mineduc, que propone una serie de medidas para apoyar dicho proceso: currículum de emergencia hasta el 2021, evitar repitencias y la suspensión del Simce, entre otras recomendaciones.

El documento de 38 páginas fue coordinado por Magdalena Claro, directora del Observatorio de Prácticas Educativas Digitales, OPED UC, e Investigadora de CEPPE UC, junto a Alejandra Mizala, directora de Ciae y del Instituto de Estudios Avanzados en Educación. 

Además, contó con la colaboración de 27 académicos e investigadores de otras universidades y centros de investigación en educación.

Magdalena Claro, académica de la Facultad de Educación de la UC, explica que “el foco principal de estas propuestas es resguardar el bienestar socio emocional de los estudiantes, familia y docentes. Este documento aporta criterios para abordar este objetivo, lo que implica un trabajo directo orientado a la contención y desarrollo socio emocional vinculado a los aspectos de esta pandemia para - sobre todo – evitar que se amplíen las brechas educativas ya existentes”.

En estos momentos, millones de estudiantes y sus familias tratan de lidiar con el teletrabajo más las tareas a distancia que les piden los establecimientos. Sin embargo, este escenario es diferente para todas las familias dado la desigualdad de acceso a internet y diferencias socio económicas que existen a lo largo del país.

Es por esto que las propuestas del documento entregan apoyo en distintos momentos del contexto de pandemia y de posible retorno a clases presenciales. Según Alejandra Mizala, el informe “llama a abordar el complejo proceso educacional en esta situación de emergencia con una perspectiva a corto, mediano y largo plazo, teniendo como centro el bienestar socioemocional de familias, estudiantes y docentes. En ese sentido, este periodo puede ser una oportunidad para potenciar el aprendizaje en otros formatos que permitan aprendizajes significativos y una oportunidad para desarrollar habilidades clave de las asignaturas (y no sólo contenidos) con las cuales nuestro sistema escolar está en deuda”.

Algunas recomendaciones son:

Definir un currículo de emergencia válido por 2 años que priorice los objetivos de aprendizaje esenciales, centrado en la formación integral y habilidades clave de los estudiantes.

  1. Flexibilizar las evaluaciones y promover evaluaciones formativas, considerando la formación socioemocional de los estudiantes.
  2. Recalendarizar el SIMCE para fines del 2021. En su reemplazo, extender la Evaluación Progresiva como instrumento de diagnóstico de los aprendizajes.
  3. Diseñar un mecanismo de continuidad de pago de subvenciones ante potencial disminución de asistencia después de la reapertura. Ese mecanismo podría considerar un piso mínimo de pago para evitar desfinanciamiento, combinado con promedio histórico de asistencia sobre ese piso.
  4. Focalizar el esfuerzo de educación remota en las comunidades escolares más desventajadas; dar prioridad a los recursos pedagógicos más accesibles, como son los textos escolares, y promover la difusión de contenidos educativos en radio y televisión, indicando la relación del contenido con los objetivos de aprendizaje y objetivos transversales de las distintas asignaturas del currículum. Además, apoyar el desarrollo de capacidades de docentes y directivos para organizar e impartir enseñanza de manera remota.

En relación al bienestar de las comunidades escolares se presentan recomendaciones en 3 niveles con un enfoque piramidal para evitar colapsar el sistema:

  1. Un primer nivel de promoción universal que busca mantener y fortalecer comunidades escolares con foco en el bienestar de estudiantes y profesores; identificar escuelas, cursos y estudiantes en riesgo psicosocial, de deserción escolar y problemas salud mental; y formar a directivos, profesores, profesionales de apoyo y asistentes de la educación.
  1. Un segundo nivel de apoyo focalizado, redistribuyendo recursos y servicios de apoyo escolar, psicopedagógico y psicosocial a escuelas, cursos y estudiantes en riesgo, se trata de atención y acogida no especializada a grupos/estudiantes en riesgo identificados en el nivel 1.
  2. Un tercer nivel que considera atención individual, activando las redes de atención individual especializada en apoyo escolar y salud mental. 

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