Caída en la natalidad del país y crecimiento del sistema a su tope serían las principales razones a juicio de los expertos. Los institutos profesionales sufrieron la mayor disminución de matrícula, efecto que respondería a la gratuidad.

Bernasconi

La Tercera, Autor: M. Bustos y F. Guzmán

Gracias a la implementación del Crédito con Aval del Estado (CAE) y otros beneficios estudiantiles, la matrícula en las instituciones de educación superior comenzó a crecer rápidamente a mediados de la década pasada. Si el 2005 había 637 mil alumnos matriculados, más de 10 años después el sistema llegó a los 1.168.000 alumnos.

El alza había sido sostenida, sin embargo, y por primera vez desde 1983, el número de estudiantes en el sistema superior bajó en más de seis mil alumnos, alrededor de un 0,6% en comparación al año anterior. En este periodo la matrícula llegó a 1.162.306. También cayó el número de alumnos matriculados en primer año. El 2016 hubo 346.746 jóvenes que ingresaron por primera vez al sistema superior y este año lo hicieron 343.703 personas. Esto de acuerdo a los índices de educación entregados por el Consejo Nacional de Educación (CNED).

La mayor caída la sufrieron los institutos profesionales, que pasaron de tener una matrícula total de más de 378 mil jóvenes a 370 mil. Los centros de formación técnica también perdieron alumnos, pasando de 138.262 inscritos en 2016 a 132.520 este año. Por el contrario, las universidades aumentaron en 7.239 sus matriculados.

La disminución de la matrícula general tendría varias explicaciones. Una de ellas es que el sistema ya alcanzó un tope. Pedro Montt, presidente del CNED, señaló que la matrícula “nunca había sido negativa, aunque ahora la baja es ínfima. Lo que pasó es que el número venía aumentando de forma acelerada. En el 2000 la tasa de crecimiento era de 7% y esta década bajó a 4%, o sea, ya viene frenando”. De acuerdo a expertos, esta caída ocurre en “sistemas de educación superior que maduran. Hubo dos factores: la disminución de estudiantes secundarios y el aumento de instrumentos que facilitan el acceso al sistema. Entre ambos hicieron que el crecimiento fuera rápido en los últimos 20 años, pero en un momento se llega a una meseta”, explicó Ricardo Carbone, director de Aprendizaje Institucional de la U. Alberto Hurtado.

Para el académico de la U. Diego Portales José Joaquín Brunner, la disminución global es pequeña y “refleja una reducción en los institutos profesionales. Lo importante es que se mantiene la matrícula y lo más probable es que siga así, porque está cayendo el número de quienes se gradúan en enseñanza secundaria”. Según Brunner, el bajo número de egresados de cuarto medio disminuirá el universo de jóvenes que van a postular a la educación superior.

Otro de los factores tiene que ver con la cobertura que hay en el país. De acuerdo a la OCDE, Chile tiene una tasa bruta del 87% de alcance, más alta que el promedio de los países que integran la organización internacional. “Esto significa que para el grupo de edad que podría estar cursando la educación superior, un 87% lo está haciendo. Es una de las tasas más altas del mundo”, dijo el académico de la UDP.

Pero ¿cómo explica esto la baja de matrícula? Según Brunner, cuando se llega al nivel donde está Chile, “no se puede seguir creciendo. Pasó en España hace un tiempo, donde la matrícula empezó a bajar. Hoy, aquí, la matrícula no está estancada ni retrocediendo, está en el máximo al que puede llegar”. Según el experto, esta baja de matrícula, además, podría comenzar a cambiar el sistema superior del país, esto porque las políticas de crecimiento de las instituciones es diferente cuando están frente a un sistema en constante crecimiento, versus uno que está llegando a una meseta. Carbone apuntó que “en el mediano plazo esto producirá un ajuste en la oferta. Las universidades comenzarán a disminuir sus vacantes, haciéndose más selectivas”.

A pesar de la alta cobertura que existe en el país, aún hay una deficiencia, señaló Andrés Bernasconi, investigador del Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación (CEPPE) de la U. Católica, quien explicó que existe una baja cobertura en los quintiles uno y dos. Según Bernasconi, del primero, sólo accede un 27%. En esa línea, el académico agregó que la única manera en que el sistema siga creciendo es que se incorporen estos quintiles “que tienen una tasa más baja de participación. Si uno quisiera tener al 50% del primer quintil, tendría que generarse una expansión muy grande, de cientos de miles de cupos”. Para eso -añadió- se requiere de ayuda financiera y la gratuidad podría ser una de las formas para aumentar la participación de los primeros quintiles en la educación superior. Sin embargo, habría un efecto paradójico con el nuevo beneficio, ya que “la gratuidad ayuda a los quintiles más desfavorecidos, pero impide crecer en vacantes a las instituciones. Los planteles con el beneficio no pueden crecer tanto y en las que no lo tienen, se está viendo un efecto esperable de transferencias de alumnos que se están yendo, porque pueden estudiar gratis en otro plantel”.

Gratuidad

El beneficio de la gratuidad tiene dos años. A pesar de esto, ya ha reflejado su impacto en el sistema superior. De acuerdo a los datos del CNED, los IP acreditados que no están adscritos a la ayuda estatal bajaron su matrícula en un 2% en comparación al 2016. De esta forma, hubo ocho mil estudiantes menos matriculados en los IP.

Para Brunner, esta baja “se debe indudablemente a la gratuidad, porque obviamente estas instituciones están en desventaja competitiva en comparación con el resto y se podría esperar que continuara disminuyendo su matrícula”. Misma visión tiene Carbone, quien añadió que los jóvenes que prefieren el área técnica tratarán de ingresar a instituciones que son gratuitas. En tanto, Bernasconi sostuvo que “pareciera que los estudiantes están buscando gratuidad. Si el postulante piensa ir a un IP, pero éste no tiene la ayuda, se va a ir a uno que sí la tenga o a una universidad no selectiva con gratuidad”.

Pedagogía

Desde hace algunos años las pedagogías han ido bajando su matrícula, a excepción de Educación Diferencial. Y aunque el 2016 los estudiantes de primer año ya habían bajado, para este año la disminución fue mayor. Para algunos expertos esto se debe a la implementación de la Carrera Docente.

En esa línea, Bernasconi señaló que, a nivel general, se puede hablar de una baja de matrícula atribuible a la ley y que “es de esperar una reducción del sistema, pero con mayor calidad. Ese debiera ser el efecto esperado por la combinación de mayores exigencias y mejores incentivos para los docentes”. Misma visión tiene Carbone, quien indicó que a medida que la carrera sea más exigente, se incrementa el prestigio, “por lo tanto hay un atractivo para mejores estudiantes, pero menos pueden ingresar por los nuevos requisitos”.

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